
16 RECUS. REVISTA ELECTRÓNICA COOPERACIÓN - UNIVERSIDAD – SOCIEDAD. UTM – ECUADOR ISSN 2528 - 8075
Font Roig, Gerstner, Lara Lara
1. Introducción
La realidad educativa de los adolescentes en los colegios de la ciudad
de Santo Domingo de los Tsáchilas, Ecuador, aparece negativamente
condicionada por la relevante presencia del consumo de alcohol y de
drogas. Por la Constitución de la República del Ecuador (CRE), estos
estudiantes son considerados como un grupo de especial protección por
cuanto se consideran de atención preferente (CRE, 2008), y de especial
riesgo en la medida que conviven en un contexto problemático a nivel
personal, familiar, educativo y social, que les empuje al consumo de
drogas como alternativa.
Según el Consejo Nacional de Sustancias Estupefacientes y
Psicotrópicas (CONSEP), el uso de estas sustancias empieza en los 13
años de edad, siendo las mismas instituciones educativas lugares de
consumo.
De este modo, los docentes se enfrentan a estudiantes cuyo ambiente
familiar y social en vez de ofrecerles un apoyo emocional educativo,
representa una barrera constante para su desarrollo. Ante las expectativas
de la propia sociedad y de las exigencias jurídico-políticas que se centran
en su desarrollo integral, y la relevancia de propiciar un entorno de
afectividad y seguridad se pronuncia el art. 44 de la CRE al señalar que:
Las niñas, niños y adolescentes tendrán derecho a su desarrollo integral,
entendido como proceso de crecimiento, maduración y despliegue de su
intelecto y de sus capacidades, potencialidades y aspiraciones, en un entorno
familiar, escolar, social y comunitario de afectividad y seguridad. (CRE,
2008. párr.2)
De igual modo, la respuesta de los centros educativos ante el consumo
y hábito de los estudiantes suele ser nula o no del todo adecuada
responsabilizando a las familias, o expulsando a los estudiantes. De este
modo, la necesaria seguridad y afectividad de los entornos formativos se
sustituye por el sentimiento de incomprensión, pues no se les facilita
espacios en los que sus vivencias puedan tener cabida, siendo los únicos
interlocutores sus amigos, y erigiéndose el silencio en una regla general.
En este sentido se pronuncia un relato publicado por el CONSEP (s.f),
que evidencia la ausencia de acciones educativas dirigidas al problema,
limitadas al asistencialismo preventivo. Sin embargo, parece olvidarse la
necesaria comprensión de la realidad de esta adicción y sus
consecuencias, esto es, lo que el adolescente como ser humano vive y
siente.
Obvio que sí, en todo colegio siempre vas a encontrar el amigo que chupa, o
tal vez el chico que fuma, o también, bueno, en mi colegio, por ejemplo,
existen varios chicos que te ofrecen la venta de marihuana especialmente,
pero generalmente esto queda encubierto dentro del colegio porque, como es
un colegio religioso, intentan que no se sepa qué persona consume o si tiene
algún problema, generalmente solo se le llama al DOBE o se le expulsa, pero
no se sabe exactamente qué pasó con la persona que tal vez consumía.
Recuerdo que en una ocasión había un chico que yo sabía que consumía y
vendía drogas dentro del colegio, entonces me imagino que un día lo habían
descubierto, porque había tenido en el locker, entonces simplemente le
expulsaron y todos hicieron el drama, nadie se imaginaba que ese chico
consumía drogas, después de eso hicieron prevención de drogas, hablar de
ese tipo de cosas, pero en realidad el problema no se arregló, simplemente se
le expulsó a una de las personas que consumía dentro del colegio, cuando en
realidad eran varias. (CONSEP, s.f)
En cuanto a la relevancia de lo vivencial en los estudiantes
adolescentes, Saltos (2015) señala como factores clave los siguientes:
La influencia de amigos, acudir a fiestas, bares, sitios nocturnos, el escaso
control de los padres, la soledad en la que muchos estudiantes se encuentran
debido al trabajo de sus progenitores, la pobreza, el querer pertenecer a un
grupo social y no ser discriminados, la violencia familiar, divorcio, el bajo
rendimiento académico entre otros, son situaciones que los educandos han
manifestado los afectan de forma significativa en su vida. (p.10)
Frente a esta realidad, ¿cuál debería ser el papel de la Universidad
ecuatoriana? A partir de la lectura del derecho a la educación que
consagra la Constitución que tiene como centro al ser humano, y con la
promulgación y puesta en práctica de la Ley Orgánica de Educación
Superior (LOES, 2010), a las instituciones de educación superior se les
exige que desarrollen un proceso de innovación en todas sus facetas:
procesos, infraestructuras, enfoques, materias, currículo, organización
etc., orientado a un quehacer universidad conectado necesariamente con
sociedad.
En este contexto de necesidad educativa de los adolescentes, de las
instituciones educativas, unido a esta manera radical de concebir la
educación, (pues es necesaria en su concepción pero parece no
demandarse) surge el proyecto “Desvincúla-T”, originado en el
Departamento de Sicoética de la Pontificia Universidad Católica del
Ecuador con sede en Santo Domingo, que comprende en su planificación
y desarrollo a filósofos, sicólogos, estudiantes y educadores de la
institución, con el objetivo principal de prevenir el consumo perjudicial de
drogas y alcohol en estudiantes de secundaria en colegios de Santo
Domingo de los Tsáchilas, así como orientar a las escuelas y colegios de
la ciudad sobre aquellos estudiantes con una difícil situación familiar y de
riesgo. Este apoyo se traduce en realización de talleres por educadores y
sicólogos.
De esta manera, uno de los participantes, describe cuál era su
intención al planificar y programar estos talleres:
El objetivo del programa no consistía tanto en impartir conocimientos sobre
las drogas y sus efectos negativos, sino más bien en informar sobre las
circunstancias sociales y también personales que pueden existir antes y
durante una conducta adictiva, entre las que se incluyen bullying, duelos,
depresiones etc. La intención última, fue intentar que los estudiantes de los
colegios de la ciudad de Santo Domingo tomarán conciencia de su
circunstancia personal en vista a identificar, prevenir y corregir, algunos
factores de riesgo que pudieran hacerles construir o adquirir
inconscientemente una conducta adictiva. (Entrevista realizada a Santiago,
filósofo y docente universitario)
2. Material y Métodos
La metodología utilizada para la investigación se apoyó en la
realización de talleres y en técnicas de análisis documental. Para este
último se contó con la participación de estudiantes de 5to y 6to de
bachillerato, porque se requiere un nivel de análisis y autorreflexión que
en menores parece no encontrarse de la misma manera (o no se ha sabido
fomentar). Se pide a los sicólogos de los colegios invitados elegir 20
estudiantes por taller, los cuales generalmente son estudiantes cuyo riesgo
para comportamientos adictivos es conocido en la institución educativa.
Actualmente cada grupo de estudiantes participa en dos talleres, con
una duración total de 7 horas, las que son divididas en dos sesiones. La
primera dura 4 horas y la segunda 3 horas. Los talleres son desarrollados
en el campus de la universidad, para ofrecer un espacio distinto al que